10 consejos para evitar la ansiedad por la comida

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¿Qué significa la ansiedad por la comida? Descubre los hábitos que te recomiendan nuestras nutricionistas para superar este problema

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¿Es hambre, ansiedad o gula? Analizar la situación y las emociones en ese momento es el paso más importante. ¿Que lo ha generado? ¿Que siento cuando termino comiendo alimentos solo para satisfacer esa necesidad? ¿Cómo me siento luego? ¿La sensación de malestar desaparece o continúa?

Cuando hayas identificado estos puntos, es fundamental que busquemos nuevas distracciones para no obsesionarnos: ¿Y qué podemos hacer? Dar un paseo, hacer ejercicio, leer un libro, incluso, darnos una ducha para relajarnos. Si la sensación persiste, prepara un tentempié escogiendo alimentos saludables y saciantes.

Antes de sumergimos en los trucos que aportan nuestras nutricionistas para ganar la batalla a la ansiedad es importante responder a una pregunta. ¿De dónde nace este malestar? Si no presto atención al origen ese malestar seguirá creciendo y la necesidad de comer también aumentará.

Además, hay que añadir el castigo posterior, el sentimiento de culpa por haberte gestionado a través de comer. No aprobamos el comer emocionalmente y nos castigamos generando más ansiedad. 

¿Es lo mismo comer por ansiedad que ansiedad por la comida? No, no lo es. Cuando hablamos de comer por ansiedad, nos referimos a comer como manera de gestionar o responder a una situación de estrés o de nervios que puede ser de manera puntual o constante. Sin embargo, la ansiedad por la comida es un estado en el que la persona come sin tener hambre real. Esta necesidad aparece de forma impulsiva e incontrolada. La persona siente que necesita comer para poder satisfacer algo que le está perturbando.

TRUCOS PARA GANARLE LA BATALLA A LA ANSIEDAD POR LA COMIDA

  1. Evita bebidas excitantes como el café, el té negro, el chocolate en exceso y el azúcar refinado. Para ello, elimínalos, también, de la lista de la compra y de tu despensa. Si no hay opción, no hay tentación. Este tipo de alimentos estimulan y empeoran los síntomas de la ansiedad.
  2. Consume bebidas/infusiones a base de plantas relajantes como pasiflora, espino blanco, valeriana, hipérico y melisa, que ayudan a controlar los nervios, la ansiedad, el insomnio…
  3. Se acabó el comer de pie. De este modo, evitaremos levantarnos a la nevera y/o despensa. Todo lo que vayas a comer lo debes poner en un plato (siempre el mismo, así lo tienes que lavar) y sentarte en la cocina sin televisión ni móvil. Cuanto más conscientes seamos de lo que comemos, podremos reconocer cuando estamos saciados.
  4. Ponte normas. No hay nadie que nos conozca mejor que nosotros mismos, por eso, no te mientas. Escribe en una libreta lo que comes y cuándo. Es un modo de identificar qué situaciones pueden crearte ansiedad y relacionar nuestro estado de ánimo o sentimientos con la comida. Recuerda que nuestro estómago está directamente ligado a nuestro cerebro.
  5. ¿Eres el encargado/a de hacer la compra? Nunca vayas al supermercado sin una lista que incluya aquellas cosas que necesitas para no salirte del ‘plan’ y mucho menos con hambre porque querrás comprar todos los productos menos saludables. ¡Siéntate y merienda algo antes de ir, eso hará que compres con la razón y no con el estómago!
  6. Por ello, te recomendamos que te pongas manos a la obra y elabores dicha lista con los alimentos que necesites, teniendo antes un plan de comidas semanales hecho. Además, te recomendamos que intentes ir al 1 o 2 veces a la semana.
  7. No te engañes y no escondas comida/alimentos que suelen ser en los que cae cuando tenemos la sensación de ansiedad. De ese modo, nunca avanzaremos ante el problema.
  8. Una vez a la semana, saborea, por ejemplo, un buen vino con la comida o disfruta de tu plato favorito. ¡Y si lo compartes con alguien, mejor! No se trata de considerar a la comida un enemigo, todo lo contrario, vamos a entenderla y a convertirla en nuestra aliada. También, necesitas tener una sensación de placer que acabará siendo diaria.
  9. Crea una rutina adecuada: intenta tener los mismos horarios para comer y cenar. En el segundo caso, evita que sea demasiado tarde para que pasen, al menos, un par de horas antes de acostarte. Por otro lado, es fundamental que descanses suficientes horas. El insomnio o el cansancio puede provocar esa sensación de ansiedad.
  10. Practica deportes individuales o colectivos, así como respiración profunda, yoga o meditación. Si no lo pruebas, nunca podrás disfrutar de sus beneficios. ¡No hace falta salir de casa!

¿Cómo identificamos si tenemos ansiedad por comer?

En este apartado te vamos a dar algunas claves para reconocer si, realmente, comes por ansiedad en vez de por necesidades fisiológicas. Si tus respuestas son afirmativas, llega el momento de afrontar el problema.

¿Cuándo llegas a casa tarde necesitas picotear algo rápidamente?

¿Por la noche sueles descontrolarte y aparece una necesidad de comer algo de dulce, incluso, después de cenar?

¿Cuándo comes ese dulce te notas más relajada?

¿Luego te sientes hinchada o culpable porque, realmente, no tenías sensación de hambre?

¿Utilizas la comida para castigarte o premiarte por algo?

¿Necesitas una ayuda extra?

Si notas que el problema se mantiene en el tiempo y que no ves mejoras, no dudes en consultar con un profesional (psicólogo y/o nutricionista) para intensificar las herramientas que puedes tener a tu alcance y eliminar la ansiedad que pone a prueba tu calidad de vida. Siempre hay una solución, no debes tirar la toalla, pero el primer paso es reconocerlo.

En este aspecto, es fundamental que no reprimamos nuestras emociones negativas. Son señales internas de que hay algo que tenemos que cambiar sí o sí.

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